Parece que, sin quererlo, los primeros posts de este blog se están convirtiendo poco a poco en un pequeño manifiesto reivindicativo de mis posturas sobre algunas de las situaciones y actitudes más habituales y más conflictivas en la vida liberal (digamos "vida liberal" porque aún no me atrevo a usar "lifestyle", lector.. Pero si me acabo comprando unas gafas de pasta, que no te extrañe leerlo!)
Una de las tristemente famosas trata del papel de anfitriones e invitados.
Ser liberal no implica renunciar a la intimidad, a la educación, ni a las formas. Ser liberal no es un "todo vale" ni un "me da lo mismo", más bien al contrario: en la mayoría de los casos es un proceso reflexivo dónde uno evalúa qué le vale y qué no, y si te molestas en hablar de sus experiencias y sus puntos de vista con la gente con la que compartes estas travesuras, te das cuenta de la variedad que existe pero también de los puntos comunes de respeto y sinceridad, y de hasta que punto es una forma de enfocar la vida que empapa muchos otros aspectos de la forma en que cada cual permite su felicidad.
Por éste rodeo llegamos a donde quería: los amigos de la vida liberal saben lo que quieren, y por qué.
Al hablar de anfitriones e invitados, pensaba en una situación común: la de la pareja que ha quedado con un chico para tomar una copa, conocerse, y.. ya veremos lo que pasa!
Las variantes, es evidente, son innumerables, y también cuando se trata de pareja y chica existen malas formas, o malos entendidos, y tropiezos específicos. Eso quedará para otra entrada, si es que hay alguien aquí que quiera leerla!
Muchos de los hombres que lean éstas líneas pensarán "yo nunca haría eso" o "cómo se puede ser tan bestia!". Yo mismo lo pienso, y yo mismo estoy a menudo en la situación del "chico solo" que tiene la suerte de ser invitado por una pareja a compartir una experiencia. Afortunadamente hay siempre un poco de todo y quien no deba, que por favor no se de por aludido. Para quien no se haya planteado ésto siquiera, o no se haya parado a ponerse en los zapatos de quien tiene en frente, espero que sirvan de algo estas razones.
Invitar a una tercera persona a tu dormitorio es un acto valiente y generoso. Es un acto en el que demuestras confianza, y depositas una parte esencial de tu intimidad en manos en ocasiones de un casi completo desconocido. Como le gustaba decir a mi abuelo, es más honesto ser engañado que ser desconfiado, y yo trato de vivir de acuerdo a ésta actitud que parece decir no ya "te concedo el beneficio de la duda" si no "te consideraré mi amigo aún sin conocerte siempre que no hagas algo que me demuestre lo contrario". Pero claro, yo tonto, no!.
Así, se da la situación de que el anfitrión lo da todo, y el invitado lo recibe todo, nada más iniciarse el encuentro. El mero hecho de tomar un café, y plantear la posibilidad siquiera, ha de verse así.
El invitado por su parte, tiene la obligación de ser consciente de ésto. Tiene que sentirse halagado por esa confianza, y desvivirse por ser merecedor de ella. Debería demostrar que se sabe importante en el guión, pero nunca protagonista. Y debería en cada momento, observar, escuchar, y aprender lo que esa pareja busca en él y en su presencia, y devolver con generosidad lo que por generosidad ha recibido.
No quiere esto decir que yo, por hablar ahora en primera persona, como "chico solo" (la jerga es la que es, y todos así nos entendemos) asista con vocación de marioneta. Ser invitado no significa dejar de ser tú mismo, pero desde luego todos entendemos que significa respetar las reglas de tu anfitrión, comportarte con educación y ser agradecido, y si no te gustan las reglas, o la situación, o no es tu juego, te despides amablemente, das las gracias, y te retiras con la música a otra parte, pero no tienes ningún derecho a nada más. Todos deberíamos entender lo que significa ser invitado, pero por desgracia, no siempre es así.
Me releo más arriba y me parezco a mi mismo el swinger gruñón, predicando y regañando, sin ser nadie para hacerlo. No es mi intención. Sólo quiero dejar constancia de algo que sé que muchas parejas han vivido, porque me lo han contado, y que yo he vivido personalmente desde los dos lados de la barrera. Algunas de estas anécdotas merecerán entrada aparte y otras son tan pintorescas que puede costar creerlas. Por no prolongar mucho más el sermón, que creo que queda claro, intentemos ir poquito a poco y con un poco de humor con el decálogo del buen y el mal invitado: aplíquese libremente a una tapa de calamares, o mejor, que puede si no quedar raro, a una noche loca con una pareja amiga:
1.- Se caballeroso. No pasa nada porque le retires la silla a la dama (siempre que la vuelvas a colocar antes de que se siente) o se te escape algún piropo sincero. La filosofía de dama en la calle, puta en la cama, puede llevarte lejos, muchacho!
1'.- Si vas a llegar tarde sin razón, tu última ducha es un vago recuerdo o lo primero que se te ocurre decir es "qué, cuando empieza esto, que a las diez hay partido", mejor no vengas, gracias!
2.- Cuenta con los dedos. Lo más probable es que en la mesa, o dónde estés, haya tres personas. El "marido" quiere ver disfrutar a su pareja, y merece disfrutar también: escucha, observa, tenlo en cuenta, y es mucho más probable que repitan, y repitas.
2'.- Se consciente de que no hay nada en ti que no se haya visto o hecho antes. Sea el juego el que sea, no estás ahí para sustituir, suplir, mejorar o desplazar a nadie. Juega, divierte, excita, pero no pierdas de vista dónde estás realmente.
3.- Ante la duda, pregunta. Escucha, quédate con la copla, se creativo, y todo el mundo lo pasará mejor. Suele ser preferible que te tomen por tímido y discreto que saltarte una línea roja a la torera por tu mala cabeza. Ya habrá tiempo de coger confianza pero ante todo no me seas cernícalo.
3'.- Ante la duda, habla. No tengas problema en comentar lo que te gustaría, lo que no, las ideas que se te ocurran o las cosas que te gustaría probar. Imponer no, pero participar desde luego! Por favor que no parezca que estás enfadado, aburrido, o cubriendo el expediente. Suena raro? Pues pasa, pasa...
4.- No veo, no oigo, no hablo. Fundamental: sé infinitamente discreto. Evita por lo general hablar de otra gente y otras parejas (es de sentido común) , protegerás su intimidad, que es sólo suya, y harás sentir a la gente con la que estás que harás lo mismo por ellos en el futuro.
4'.- En ésta hay que insistir: sé infinitamente discreto. No hagas preguntas demasiado personales si te invitan por ese camino, no te hace falta saber el piso de la oficina, el nombre de los nenes ni donde van a comer en familia los domingos. De verdad, no te hace falta.
5.- Sé honesto y leal. Esto no significa que tengas que contar nada de ti que no quieras, pero se agradece más un "prefiero ser discreto" que un cuento chino. Recuerda que la gente con la que estás te está ofreciendo su intimidad, probablemente su casa, incluso su cuerpo y su confianza. Paga con la misma moneda.
5'.- Procura no mentir, evitar las triquiñuelas, y desde luego, no hacer participar a los demás de lo que no es su problema. Si te sientes culpable o crees que haces mal, probablemente sea así. Si tu mujer no hace más que llamar y no sabe dónde estás, no pidas a nadie que mienta por ti. Si se te han "olvidado" los condones, busca una farmacia de guardia. A la hora de pagar, aunque sea un café, se elegante y no olvides dónde has puesto la cartera! Y suma y sigue. Ven a disfrutar y hacer disfrutar y tus problemas déjatelos en casa.
Supongo que el tono del blog se rebajará o aquí no vuelve a entrar nadie! Para la próxima semana, anécdotas divertidas, bromas y chascarrillos, pero es que cuando uno coge carrerilla y hay cosas que tantas veces ha tenido que decir, pues le salen a borbotones.
Todos los comentarios y debate, si existen, son bienvenidos. Seguro que me equivoco en muchas cosas, y desde luego esto no es de aplicación a mucha gente. Dímelo y charlemos, no es por eso por lo que me lees?
Y pese a todo, por el inopinado sermón, mis disculpas. (4thWall_Gruñón)
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PD.- Es obligado añadir el añadido, puesto que Katze me lo señala.. En nuestro caso, o en el mio cuando me voy sólo por los tejados, nos gusta agradecer la velada cuando todo ha terminado y cada cual está disfrutando del descanso del guerrero a solas con su pareja entre las propias sábanas... Especialmente necesario tras el primer encuentro, quizá se puede obviar más adelante.
Nosotros le llamamos "un mensajito cadaunadas", pero eso aparte de que pueda quedar ñoño, es marca registrada. El principio permanece: siempre agrada que, acabada la batalla, te llegue un simple sms amistoso y cordial, que no cuesta nada y dice mucho.
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Para la foto del post... otra de Katze, golosoooones!
Para la foto del post... otra de Katze, golosoooones!
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Creo que está soñando... |