Son ya unos años (y que rápido pasan!) desde que me aventuré con esto, y me voy volviendo en algunas cosas 4thWall_AbueloCebolleta, aunque no negaré que aparte de una cuestión del tiempo transcurrido, creo que ser así de verborreico es también un defecto de personalidad que acarreo desde mis 20 añitos. (Es curioso pero aunque lo que te pide la inercia es decir "desde mi niñez", yo era un niño increíblemente tímido, retraído, sin curiosidad sexual, y que prefería pasar siempre desapercibido y guardarse su opinión... no he conseguido identificar qué día ni con qué objeto macizo me di semejante golpe en la cabeza para acabar como estoy ahora).
Se da la circunstancia de que desde que empezamos Katze y yo a explorar, he sido normalmente el que ha llevado el grueso de las conversaciones, sobre todo por Internet, por messenger, por foros, por páginas... En las que hay muchas fotos indefendibles, muchas tonterías y muchas mentiras, cierto, pero también hay escondidas algunas verdades y algunas conversaciones sorprendentes, y por supuesto unas pocas y selectas experiencias y amistades estupendas que no habrías hecho de ninguna otra manera, que hacen que merezca la pena algo que, por lo demás, es casi una perfecta pérdida de tiempo la mayor parte de las veces.
Hay conversaciones que desde luego, se repiten con distintas personas, casi una como el calco de la anterior. Ya he contado en otra entrada mi teoría sobre las presentaciones y las aperturas de ajedrez, y no me estoy refiriendo a eso, claro. Presentarse y tantearse es una necesidad, ésta que os cuento, es una plaga.
Hoy toca hablar de una de estas conversaciones clónicas que me divertía, luego me cabreaba, y finalmente me niego a tener, pero os cuento aquí por si os hace reir, por si os ha pasado, o como aviso a navegantes.
De cuando en cuando me escribe alguna pareja a modo de "consultorio liberal". No porque yo sea un gurú del asunto, claro.. Supongo que simplemente escriben a discreción y alguno me tiene que caer a mí. Las preguntas son variopintas, algunas divertidas, otras absurdas, otras interesantes, otras tan bizarras que no sé si son en broma o si perder ya la poca fe que me queda en la especie humana en general...
La que me saca de mis liberales casillas, sin embargo, es la de "quiero que me ayudéis a convencer a mi mujer". Nunca se me ha dado la de "quiero que me ayudéis a convencer a mi marido", y puede que fuese curioso preguntarnos por qué, pero el hecho es que el tanteo va por lo menos 50 a 0, así que nos centraremos en la que de hecho ocurre. Esta es una carta abierta genérica a quién quiera escribirme con eso en mente, para que por favor se de por contestado.
Normalmente la "propuesta" va como sigue:
"Somos una pareja de tantos y cuantos años, liberales, mi mujer no sabe nada pero yo quiero organizarle una sorpresa, lo que pasa es que ella es muy cortada y no lo tiene muy claro así que quiero que me ayudéis a convencerla."
El problema como es obvio, es que "sorpresa" acaba convirtiéndose si profundizas en la idea en "encerrona", y "convencerla" acaba convirtiéndose en algunos casos en presionarla o arrastrarla a algo no deseado o como mínimo no anticipado, y en otros casos directamente y de la manera más burda a poco que leas entre líneas en "en realidad yo lo que quiero es follarme a Katze y que tu entretengas a mi mujer mientras tanto, pero si te dice que está incómoda o se echa a llorar no seas bruto, que yo en seguida acabo y me la llevo, ¡coñazo de tía!".
El problema es que para "convencerla", resulta que no se puede hablar con ella. Que no se le puede decir quiénes somos o por qué, ni de qué nos conocemos, que hay que interpretar una fantasía (más bien una paja mental en toda regla) que el maridito en cuestión se ha montado en su cabeza, al pie de la letra, respetando los tiempos, siguiendo su batuta, y al fin, a ver que pasa.
El problema, amigo "maridito", (y sí, lo digo con segundas porque me parece censurable esa actitud y la censuro abiertamente), es que desde luego nadie empieza del todo convencido, ni nadie nace sabido, pero lo que tú quieres no es hablar, es mentir. No quieres convencer, quieres engañar. Y no te das cuenta de que la base, el fundamento primero de todo esto, es la honestidad con uno mismo y con la pareja, y no los subterfugios.
Si tu mujer se va a convencer de probar estas experiencias, lo hará ella solita con lo que lea, con lo que hable, y con lo que sienta. Dará los pasos que quiera dar y al ritmo que le pida el cuerpo, te expresará sus miedos y sus deseos y preguntará por los tuyos, y querrá al principio ir muy de tu mano, y quizás más tarde, o no, descubrirlas por su cuenta. En ese sentido, me encantará conversar, compartir y aportar lo que pueda.
Si lo que quieres es engañar, disfrazar y tergiversar tus propias razones e intenciones, si quieres pedirme que interprete un papel para ayudar en esa farsa (otra pregunta sería.. por qué narices iba yo siquiera a tomarme la molestia aunque no me molestara lo que intentas hacer?), y que me haga cómplice de tus pocas entendederas, no, no y no. Te va a salir muy posiblemente el tiro por la culata y además estás totalmente equivocado. Seguramente te sorprenderías de lo que de verdad piensa ella si le preguntas, y aún estás a tiempo de empezar por ahí, pero no sigas por éste camino, y desde luego no cuentes conmigo. No esperes que le mienta, y es más, haces bien en impedir que le pueda hablar directamente, o desde luego le diré como lo veo yo... Aunque como te digo, estás a tiempo!
Un gruñido más, y otro frente cubierto. Espero que esta carta abierta no ofenda a quien no debe, y el que se de por aludido, que se pregunte por qué. A los demás, espero que os sirva para redirigir a quien os venga con la cantinela a esta entrada del blog y quizá les recuperemos para la causa! Nunca es tarde!
"Somos una pareja de tantos y cuantos años, liberales, mi mujer no sabe nada pero yo quiero organizarle una sorpresa, lo que pasa es que ella es muy cortada y no lo tiene muy claro así que quiero que me ayudéis a convencerla."
El problema como es obvio, es que "sorpresa" acaba convirtiéndose si profundizas en la idea en "encerrona", y "convencerla" acaba convirtiéndose en algunos casos en presionarla o arrastrarla a algo no deseado o como mínimo no anticipado, y en otros casos directamente y de la manera más burda a poco que leas entre líneas en "en realidad yo lo que quiero es follarme a Katze y que tu entretengas a mi mujer mientras tanto, pero si te dice que está incómoda o se echa a llorar no seas bruto, que yo en seguida acabo y me la llevo, ¡coñazo de tía!".
El problema es que para "convencerla", resulta que no se puede hablar con ella. Que no se le puede decir quiénes somos o por qué, ni de qué nos conocemos, que hay que interpretar una fantasía (más bien una paja mental en toda regla) que el maridito en cuestión se ha montado en su cabeza, al pie de la letra, respetando los tiempos, siguiendo su batuta, y al fin, a ver que pasa.
El problema, amigo "maridito", (y sí, lo digo con segundas porque me parece censurable esa actitud y la censuro abiertamente), es que desde luego nadie empieza del todo convencido, ni nadie nace sabido, pero lo que tú quieres no es hablar, es mentir. No quieres convencer, quieres engañar. Y no te das cuenta de que la base, el fundamento primero de todo esto, es la honestidad con uno mismo y con la pareja, y no los subterfugios.
Si tu mujer se va a convencer de probar estas experiencias, lo hará ella solita con lo que lea, con lo que hable, y con lo que sienta. Dará los pasos que quiera dar y al ritmo que le pida el cuerpo, te expresará sus miedos y sus deseos y preguntará por los tuyos, y querrá al principio ir muy de tu mano, y quizás más tarde, o no, descubrirlas por su cuenta. En ese sentido, me encantará conversar, compartir y aportar lo que pueda.
Si lo que quieres es engañar, disfrazar y tergiversar tus propias razones e intenciones, si quieres pedirme que interprete un papel para ayudar en esa farsa (otra pregunta sería.. por qué narices iba yo siquiera a tomarme la molestia aunque no me molestara lo que intentas hacer?), y que me haga cómplice de tus pocas entendederas, no, no y no. Te va a salir muy posiblemente el tiro por la culata y además estás totalmente equivocado. Seguramente te sorprenderías de lo que de verdad piensa ella si le preguntas, y aún estás a tiempo de empezar por ahí, pero no sigas por éste camino, y desde luego no cuentes conmigo. No esperes que le mienta, y es más, haces bien en impedir que le pueda hablar directamente, o desde luego le diré como lo veo yo... Aunque como te digo, estás a tiempo!
Un gruñido más, y otro frente cubierto. Espero que esta carta abierta no ofenda a quien no debe, y el que se de por aludido, que se pregunte por qué. A los demás, espero que os sirva para redirigir a quien os venga con la cantinela a esta entrada del blog y quizá les recuperemos para la causa! Nunca es tarde!