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¿Entramos al castillo? |
Amsterdam City Chronicles, By
Kitsune…
Llevamos un largo tiempo alejados
del blog, pero no por falta de ajetreo, si no más bien al contrario! No
obstante.. No era la intención. Queremos que siga vivo, aunque haya que beberlo
a sorbos chiquititos!
Pero al menos os vamos a
compensar con una de nuestras aventuras más recientes, y la más excitante que
hemos vivido hasta la fecha.. Dejadme
que os cuente mi última escapada con 4th!
Esta vez el escenario fue Ámsterdam,
centro neurálgico del morbo, del deseo, el
sexo y el paraíso Swinger por excelencia.
La idea fue de unos buenos amigos
de batalla, a los que llamaremos “SH”, que nos propusieron un viaje conjunto
con un grupo de amigos. Finalmente sólo quedamos los cuatro, y allá que nos
fuimos a conquistar Holanda!
En Marzo estábamos aterrizando
los cuatro en la mismísima Ámsterdam, emocionados y con ganas de pasarlo muy
muy bien.
La ciudad es maravillosa, sus
calles, la diversidad de la gente, sus locales, esos maravillosos coffee shops…
¡que buenos recuerdos y que días de risas y placer!…
Todo el mundo lo sabe: primer día
en la ciudad y visita obligada al Barrio
Rojo, increíble, todo lo que podamos contaros de ese lugar sabría a poco. Una
parejita con la que nos pusimos en contacto allí, se ofreció a enseñarnos el
barrio con ese inimitable toque local y llevarnos de coffee shop. Sus calles
estrechas, iluminadas con sus característicos farolillos rojos, los escaparates
con gran variedad de chicas mostrando sus cuerpos con lencería maravillosa.
Calles llenas de placer y lujuria, donde podías dejar escapar tu imaginación…
Por las noches llegábamos
destrozados a la habitación del hotel, de tanto andar por todos lados y
visitando la ciudad.
Todos estábamos emocionadísimos
por lo que nos esperaba la noche del sábado nos habían invitado una pareja de
SDC a una exclusiva fiesta a la que sólo se puede acudir por invitación de los
organizadores. Se trata de fiestas muy conocidas en el ambiente Swinger en toda
Europa, ya que solo se celebran 3 al año y en las que la lista de invitados es
selecta y muy cuidada. Esta en cuestión se celebraba en un maravilloso castillo
a las afueras de Ámsterdam. La etiqueta de la fiesta era, hombres vestidos de smoking
y las mujeres con su mejor lencería. (Dress to Impress!!)
Al llegar no nos podíamos creer
donde estábamos, al más puro estilo Eyes wide shut, el castillo era
impresionantemente grande, en la entrada un foso iluminado con luces, que al
cruzar te recibían con una grata sonrisa y una lista de invitados.
Al decir nuestros nombres ya
supieron quiénes éramos, los españoles, quizá un toque exótico en un grupo de
gente que aunque grande se reúne periódicamente en estos eventos… fueron
encantadores con nosotros, nos recogieron los abrigos y nos dirigieron al interior
del castillo. Por dentro aún era más impresionante, no podíamos creérnoslo.
Nos indican que la “etiqueta”
para las mujeres es ya de entrada picante, y pasamos a un cuarto donde poder
cambiarnos en la antesala del salón de baile, para quitarnos los vestidos que
llevábamos y quedarnos en lencería nada más llegar.
Nos metimos en una habitación
donde todas estaban cambiándose. Nosotras seguimos el protocolo de la fiesta, así
que nos quitamos todo lo que llevábamos y nos quedamos en lencería, medias y
taconazos.
Pasamos a la habitación de la
fiesta, todo era lujo y glamour, la gente impresionante, parecían sacados de un
catálogo de modelos.
Ellos altos, guapos, fuertes ¡mi
amiga y yo no sabíamos dónde mirar! Y yo aún peor, puesto que todos sabéis ya
mi debilidad por las mujeres… ellas impresionantes, guapísimas, arregladísimas,
lencería carísima y de lujo. Todo cuidado al más mínimo detalle.
Había un Dj poniendo música sin
parar, todo el mundo saludándose, conociéndose, bailando y mostrando sus
mejores galas.
La fiesta conforme iba transcurriendo
la noche se iba poniendo cada vez más caliente, el alcohol y las feromonas en
el ambiente iban surgiendo efecto.
Mi chico y yo fuimos a dar una
vueltecita por la fiesta a ver que veíamos y si nos animábamos un poco.
Entramos en la sala de juegos,
silenciosa, solo se oían las respiraciones entrecortadas y los jadeos de
lujuria.
La habitación como todas las
estancias, era enorme, llena de diferentes alfombras en el suelo, una gran cama
central con dosel y cortinas translúcidas de color blanco. A los lados
distintas variedades de divanes de color
blanco, todo muy pulcro y cuidado, detalles como biombos separaban un ambiente
de otro. Velas por todos lados, luz muy tenue en la habitación, decoración
rococó-clásica. Y por si no quedaba claro por la atmósfera, cuencos enormes en
las esquinas llenos de preservativos...
4th y yo nos pusimos en uno de
los divanes a jugar un poco entre nosotros para entrar en sintonía con el
ambiente. La imagen de los cuerpos bañados con las luces tenues de la
habitación, el olor mezclado a perfume y sexo, todo era tan excitante.
Entró un chico alto mulato que no
paraba toda la noche de mirarme y acercarse a mí, yo me sentía muy atraída por
él. Se acercó a mi mientras se la lamia a 4th, se agacho y me dio un pequeño
azote en el culete.
Al rato apareció con una chica
rubia y nos pusimos a su lado, nosotras comenzamos a besarnos, acariciarnos
suavemente, jugando con nuestras manos y nuestros labios. Me acerque al chico
mulato que llevaba toda la noche coqueteando y comenzamos a besarnos. Empezamos
a calentarnos más y más.
Me puso de pie y me cogió de la mano, me llevó a otra
estancia al fondo de esa misma habitación, era más recogida, más íntima, solo
estábamos él y yo, solos. Seguimos besándonos, acariciándonos, desnudándonos.
Yo me arrodillé para poder introducirme su enorme polla en la boca y poder
saborearla. En un momento de explosión me agarró fuerte de la cintura y me puso
contra el banco donde estaba sentado, me colocó a 4 patas, se puso un
preservativo y me la clavó fuerte hasta dentro. Su embestida sacó un grito
profundo de mi garganta. Agarrándome fuerte de la cintura y azotándome en el
culo como a mí me gustaba seguía follándome bien duro, sus ataques cada vez
eran más duros hasta tal punto que llegó a desmontarme el collar que llevaba,
cayendo al suelo en varios pedazos.
4th entró en la habitación con la
otra chica, los cuatro allí juntos compartiendo gritos y gemidos, caricias y
miradas de complicidad. Acabamos corriéndonos, pero el juego no terminó, nos
fuimos juntos a la cama central de la habitación principal.
Al terminar ahí, nos levantamos
para ir un rato a la pista de baile y pedirnos algo para beber y refrescarnos
un poco. 4th me dejó allí bailando mientras él pedía, pero cuando volvió ya me
encontraba sentada al lado de una chica negra guapísima, con un cuerpo esculpido
a base de esfuerzo y una genética privilegiada. Resulta que la chica era muy muy
bisexual.. lo que me faltaba!. Sus besos eran un gustazo, sus labios carnosos
hacían que no quisieras que para de besarte. Sus caricias fuertes, dominantes,
hacían que cayera totalmente sumisa a todo lo que ella quisiera. Se me sentó a
horcajadas y agarrándome con violencia de la cara comenzó a besarme muy muy
posesiva, mordiéndome los labios y tirándome del pelo hacia atrás, haciendo que
mi cabeza quedará inmovilizada a su merced. 4th nos miraba deseoso, lujurioso,
le encantaba la situación que estaba ocurriendo delante de sus ojos. Pero ella
no le dejaba participar y tenía ojos solamente para mí.
Después de un rato se levantó
para buscar a su marido y 4th me cogió de la mano y nos volvimos a ir a la
habitación de juegos.
Comenzamos los dos en un diván en
el lateral, cuando llegó una pareja y se puso a nuestro lado a jugar. Ella se
dejaba tocar por todos los que estaban a su lado, así que mi chico comenzó a
acariciarla. Todo cambió de situación y cuando me quise dar cuenta, 4th estaba
arrodillado encima de la cabeza de ella follándole la boca y yo follándome a su
marido.
Cada pareja, cada momento, las
miradas, las caricias, el deseo, la complicidad, los murmullos y jadeos que se
respiraban en esa habitación hacia que todo fuera muy especial guardando ese misterio,
ese morbo hacia lo prohibido, hacia lo escondido, a lo que nunca podrías contar
abiertamente fuera de esas puertas.
Como guinda final para terminar
la noche, quisimos intimar entre los dos un poco, sentirnos el uno al otro,
poder besarnos y sentir nuestras caricias, pero al lado se nos sentó una pareja
demasiado apetitosa como para dejarla escapar.
Ella, rubia de ojos claros,
diseñadora de lencería, preciosa, parecía sacada por catálogo. Su marido alto,
rubio también de ojos claros, fuerte con todos los músculos de su cuerpo
marcados, no se podía pedir más, ya estábamos listos para entrar en el cielo y sí
que entramos, pero por la puerta grande.

De vuelta ya en la habitación y
tumbados en la cama sin fuerzas ni para poder hablar, nos quedamos dormidos.
En mitad del sueño siento las
caricias de 4th agarrando fuertemente mis pechos y como su entrepierna va
buscando mi húmedo y caliente coñito. Me pone boca abajo con la cara apretada
contra la almohada y su mano fuerte agarrando mi cuello, él sabe que esa
postura hace que me vuelva loca hasta no poder más. Me folla muy fuerte,
clavándome su polla grande y dura como una roca hasta el fondo, sus embestidas
hace que grite de dolor y de placer, pero mis gritos no pueden salir libremente
de mi boca porque me tiene la cara hundida contra la almohada. Me tiene
totalmente inmovilizada, a su entera disposición para hacer conmigo lo que él
quiera y poderme usar a su antojo.
Su erección y su forma de penetrarme cada
vez más profunda y rápida hacen que ya no pueda controlarme más y acabemos
corriéndonos juntos en un intenso orgasmo.
Suena el despertador, es la hora
de levantarnos para irnos, tenemos que recoger todo para dejar el hotel y
volver a España, pero mi insaciable deseo hace que me despierte húmeda y con
ganas de más. Me giro hacia la derecha buscando a mi chico, besándole en el
cuello, acariciándole la espalda y buscando con mi mano su polla. Aún medio
dormido ya la tiene dura. Me sumerjo bajo las sábanas y me dispongo a darle los
buenos días como a él más le gusta. Y así poder despedirnos de nuestra
habitación y nuestro viaje diciendo a aquella ciudad del placer y la lujuria un
¡¡Hasta luego Ámsterdam!!
Yo creo que volveremos… ¿vosotros
qué haríais en mi lugar?