Por mucho Agosto y mucha Feria de Málaga que tengamos esta semana, hay cosas por las que uno interrumpe gustoso las "vacaciones"... :)
En este caso, una nueva pluma de Eva, en la que nos cuenta algo que le ha pasado hace muy poquito...
El regalo, desde luego, creo que lo recibí yo. Y no puedo estar más agradecido a Greg y a Eva por él. Ellos saben que desde que nos conocimos conectamos, el aprecio que les tengo a ambos y cómo voy a echar de menos nuestros encuentros y conversaciones durante estos meses... Greg, espero seguir viéndote, no te me vayas a meter en la cueva eh? XD
A ti, Eva.. ya sabes con las ganas con las que te esperamos... :)
Y sin más, el regalo de Eva...
Fuiste mi regalo por
haber sido una zorrita buena y obediente. Eso dijo Greg el día que decidió
concederme el único deseo que me faltaba por cumplir.
Desde que leí tus
relatos, los de Shira y Bonsay, he deseado someterme a ti. Sé que lo que dejas
ver, cuando estamos en compañía, es una mínima parte de lo que eres cuando
estás a solas. Quería probarlo, quería ser también tu putita obediente,
arrodillarme ante ti y satisfacer todos tus deseos.
Había imaginado
tanto ese momento y estaba tan nerviosa que cuando recibí tu mensaje a las 8 de
la mañana preguntando si todo estaba preparado, ya me había probado toda la
ropa del armario, me había pintado los labios de rojo y había colocado los
juguetes sobre la mesa. Consoladores, bolas chinas, pinzas, esposas… mis
juguetes favoritos y otros que estaban casi
sin estrenar.
Dos horas después
apareciste por la puerta, tan sonriente como siempre. Me puse de rodillas
frente a ti y te di la bienvenida como me has enseñado a hacer y como había
imaginado muchas veces ese momento.
“Hoy vas a aprender a tragártela entera”
dijiste mientras me agarrabas el pelo y la clavabas cada vez más al fondo. Tan
al fondo que las lágrimas se me resbalaban por error, sin poder evitarlo. Así
que cuando gateaba junto a ti hacia el salón pensé que esto no podía empezar
mejor. Ni en mi mejor fantasía habría imaginado que me hacías llorar nada más
empezar.
Una vez en el salón
me pediste que te quitara la ropa y la doblara. Quitártela, como siempre, es un
placer. Pero doblarla… de rodillas y con tus dedos penetrándome sin ningún
cuidado...también es un placer, claro…aunque no sé cuantas veces intenté doblar
tu camiseta hasta que me la diste por buena.
Ya desnudo, me
pusiste a cuatro patas sobre el sofá y me tapaste los ojos. Y entonces empezó
el juego: un consolador, dos consoladores, tu y otro consolador… gemí como la
primera vez que hice una doble vaginal contigo, entre el dolor y el placer. Y
cuando ya sólo producía placer, entonces volvieron tus dedos…uno, dos, tres,
cuatro… y finalmente, aunque intenté escapar, metiste tu puño entero, hasta la
muñeca. Nunca había sentido nada tan grande y tan duro dentro de mi… Me sentí
muy puta por dejar que hicieras aquello o, más bien, por estar tan húmeda
mientras lo hacías. Recordé a Bonsay y
cómo, en ese mismo sitio, me había hecho lo mismo con su mano pequeñita y
suave.
Después nos fuimos a
la cama y me follaste a cuatro patas frente al espejo. Lástima que no haya
fotos de eso. Susurraste “Mira lo zorra que eres” y sí que lo parecía, con el
rímel corrido, gimiendo y buscándote sin parar, tan pequeña comparada contigo,
mientras me agarrabas y rodeabas con tus grandes brazos…tus brazos, que tan
enferma me ponen, no podía dejar de mirarlos…ni eso, ni tu cara de cabrón.
Volvimos al salón y
de rodillas frente a ti recibí tus órdenes. Te serví un café y te ofrecí mis
pezones para que colocaras las pinzas. Como me habías prometido, pronto dejé de
sentir el dolor. Pero a partir de ahí todo se vuelve confuso. Estaba tan
caliente y me sentía tan débil, tan sometida a ti, que podrías haber hecho casi
cualquier cosa conmigo. Me follaste de nuevo, con un bocado en la boca para no
gritar, me quitaste las pinzas y te corriste en mi cara, para darme gusto
supongo :P Y entre todo eso me corrí. Ea… así de zorra soy.
…
Tras un breve
descanso para desayunar y recuperar fuerzas me dijiste que podría pedirte un
deseo. No me costó mucho pensarlo, sabía perfectamente qué deseaba de ti.
Quería verte de rodillas, comiéndomelo. Sería perfecto, después de todo lo que
me estabas haciendo pasar esa mañana.
Qué inocente…apenas
me duró unos segundos esa sensación de recuperar, al fin, el control. Me
pusiste las esposas con las manos a la espalda y me tumbaste boca arriba en la
cama, abierta de piernas. Susurraste algo así cómo “Una de las mejores cosas de
la vida son los contrastes” pero yo sólo miraba las pinzas y cómo volvías a
colocarlas sobre mis pezones doloridos. Y entonces te pusiste de rodillas y
comenzaste a lamerlo. Fue tal el placer de verte allí, de sentir tu lengua
suave acariciándome despacio, que pensé que las pinzas y las esposas eran poco
pago por el placer que me dabas. Merecía la pena todo el dolor toda la
impotencia de sentirme allí atrapada, por el lujo de tenerte de rodillas frente
a mi.
Después volviste con
el collar y su cadena. Me fotografiaste con él puesto, con las esposas, las
pinzas… casi no podía moverme. Cualquier movimiento, cualquier roce, me erizaba
la piel y me hacía desear que me penetraras, por cualquier lado, con cualquier cosa.
Me follaste frente al espejo, por delante, un poco por detrás, por la
garganta…hasta que terminamos bañados en sudor. Poco a poco, muy poco a poco,
me habías ido quitando las esposas, las pinzas, y agarrándome con la cadena
dijiste que podría pedir otro deseo.
Éste sí que me costó
pensarlo. A lo largo de aquella mañana habías ido cumpliendo cada uno de mis
deseos, la mayoría inconfesables. No puedo pedir a un hombre que haga lo que tu
haces. Sólo puedo esperar que salga de ti, que tu desees hacerlo tanto como yo
deseo que lo hagas. Por eso eres tan buen Amo.
Finalmente recordé
algo que siempre me había imaginado hacer aunque nunca había podido hacer bien.
Una tontería que pensé que no te importaría satisfacer. Aunque tu idea también
era muy buena…me lo apunto para la próxima ;)
Me puse de rodillas
frente al espejo y te corriste en mi cara, otra vez. Echaste tanto semen que no
podía abrir los ojos. Y entonces, con tu polla todavía dura, recogiste el semen
de mi cara y me lo hiciste tragar, despacio, hasta que quedé con la cara limpia
y completamente satisfecha.
…
Es una pena lo
rápido que pasan las horas cuando estás disfrutando. Siempre que me despido de
ti siento que me habría gustado tenerte un poquito más. Por eso espero con
ganas la próxima, deseosa de verte aparecer otra vez por la puerta, por esta de
aquí o por cualquier otra.
Dijiste que me
acordaría de ti y así fue. Estuve dos días completamente destrozada y húmeda.
Bueno…húmeda, casi que estoy desde entonces. Gracias por cumplir una de mis fantasías
y, en general, por haber estado presente en casi todas las demás.
Y, por supuesto,
gracias también a Greg porque sin él nada de esto me estaría pasando.
Me dejo muchas cosas
en el tintero pero creo que quien quiera saberlo todo mejor debería probarte. Por
mucho que imagine, la realidad siempre será mejor ;)
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La indumentaria que mejor le sienta.. No es cierto? |