Contrastes II/II. Mia

Mia like a virgin? ;)

Siguiendo con la segunda parte de la serie "Contrastes" os dejo con Mia, una nueva lectora, algo tímida pero que ha decidido tirarse a la piscina y contarnos algo para que la conozcamos mejor... finalmente no me ha dejado acompañar esto con una foto suya (os aseguro que os hubiera encantado si me deja.... tiene alguna fotito en Twitter  que te puede poner cardiaco), ni siquiera de sus pies de Hobbit, que algun fallito tenían que tener esas curvas... XD Así que os dejo con una foto de Madonna que ella misma ha elegido.. y con sus palabras!

Contrastes II/II. Mia.

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Tarde de verano por Mia Wallace 

Me cuelo en este blog con el permiso de 4thWall, le pedí escribir ya que soy lectora asidua y además amiga así que no se negó. Espero que no os importe.Quiero contar una historia, espero que os entretenga y os guste por lo menos una cuarta parte de lo que me gustó a mí vivirla.

Esto pasó el verano pasado, vivo en Andalucía aunque no soy de aquí. Para el que nunca haya estado en la costa del sol, los meses de calor llegan a ser tremendamente insoportables.Hacía mucho calor, éramos amigos desde hacía varios meses y solíamos quedar a menudo. Quedábamos a cuatro, ya que tanto él como yo teníamos pareja con los que estábamos por rutina, monotonía, costumbre o porque los años habían ido pasando y no habíamos sido capaces de emprender una vida en solitario. Cobardía dirían algunos.Ese día nuestras parejas trabajaban y le propuse, no sin algo de intención, ya que él hacía tiempo que formaba parte de mis deseos y fantasías más íntimas, que viniera a casa. La excusa, una película.Llegó puntual.
Dos besos, punta a puesto del film y ya estábamos los dos allí sentados en mi sofá.

No había pasado ni media hora de metraje cuando noté su mano en mi rodilla, el calor había invitado minutos antes a que él se quitara la camiseta y a mi a llevar un pantalón muy cortito. No puedo describir la sensación entre vergüenza, miedo, excitación y culpabilidad que sentí cuando empezó a subir su mano cada vez más arriba. Ya me rozaba las ingles con el dedo meñique y yo todavía no había movido un músculo. Seguía allí, petrificada en el sofá, mirando la película como si la cosa no fuera conmigo.

Con el estómago encogido, el corazón latiendo más y más deprisa, mi cerebro funcionando a gran velocidad y sin tiempo de reacción se giró y me cogió suavemente la cara para que pudiera mirarlo y me preguntó si podíamos ir a la habitación.Afortunadamente en mi piso hay más de una, no hacía falta ir a la que compartía con mi pareja. Me levanté, le di la mano y nos dirigimos a la cama.Me tumbé porque en realidad tampoco sabía que esperaba él que hiciera y a partir de eso momento todo fue placer.Me quitó la camiseta mientras besaba mis senos, lamía mi abdomen, mordisqueaba mis pezones, presionaba con sus labios mis axilas, mi antebrazo mi cuello… Al pasar la camiseta por mi cara la hizo servir de antifaz, me daba jugosos besos en la boca, besos que mezclaban el deseo con el morbo puro y duro.

Cuando hubo terminado con eso yo ya estaba excitadísima, tanto que mis braguitas estaban empapadas y el sudor recorría mi cuerpo. Le desabroché los pantalones a la vez que él desabrochaba los míos, él me los bajó antes aunque sin quitarme las empapadas bragas. Deslizó los suyos por las piernas y ya estábamos los dos semidesnudos, mojados en sudor, en una cama más bien pequeña y con música rock a todo volumen. Tan excitados que jadeábamos sin parar.Quería dejarme llevar, quería sentirlo, tenerlo, ser suya durante esa tarde. No quería pensar nada, no quería sentirme culpable y no quería pensar en qué iba a pasar después.Nos rozábamos sin parar mientras nos comíamos a besos, en la boca, en el cuello, en los lóbulos de las orejas y así en un bucle interminable mientras él movía las caderas y se apretaba con fuerza contra todo mi ser y yo le rodeaba con mis piernas.

Nos acariciamos y besamos durante un largo rato, los dos teníamos muchas ganas pero queríamos hacerlo durar, no sabíamos si habría una segunda vez.Le obligué entre besos a darse la vuelta, ahora lo tenía debajo de mi y mis ojos recorrían junto a mis labios todo su cuerpo, un torso cuidado a base de horas de gimnasio, un moreno precioso, casi dorado, ojos color miel, pestañas rubias y un impotente pene que se erguía como un falo erecto, enorme y lleno de ganas de ser mío. Seguí con los besos hasta llegar a la altura de sus bóxers para agarrárselos con los dientes y bajarlos muy poco a poco. Le cogí su pene con mucha fuerza, lo lamí, lo besé y me lo metí en la boca para jugar con el con mi lengua mientras hacía fuerza con los labios. De vez en cuando le soplaba un poquito porque hacía tanto calor que los jadeos eran cada vez más profundos. Me cogió la cara para subírmela hacía sus labios y besarme con fuerza la misma fuerza que usó para darme la vuelta en la cama. Me besó todo el cuerpo me agarró los pechos y siguió bajando para acabar en mi sexo.

¡Que placer sentí!Me bajó las braguitas, me lo besó, me lo mordió, metió su lengua para moverla en unos momentos más rápido en otros más despacio, me metió un dedo mientras no movía su cara de allí, me metió otro, lo intercalaba con su lengua, con sus labios y mis gemidos ya eran casi gritos de placer.Después de eso sexo, solo sexo. Caluroso, sudoroso, exhausto, orgásmico, sensual, agradable, maravilloso… Más de dos horas de posturas, de besos, de sacudidas, de palpitaciones, gemidos, jadeos, saliva, besos, mordiscos, arañazos…

Como los dos sospechábamos al empezar aquella tarde no ha vuelto a pasar, ni siquiera lo hemos vuelto a hablar. Aunque nuestras miradas a escondidas, nuestras sonrisas a medias y nuestros roces cuando nadie mira hacen que los dos sepamos que no hemos olvidado ni olvidaremos aquella maravillosa tarde de verano.