viernes, 2 de abril de 2021

Sexo sin Amor // Amor sin Sexo

- ¿Juan?. Ay, no sé. Es atento, nos reímos mucho, nos llevamos bien, y hemos vivido tantas cosas juntos... Pero tía, creo que ya no le quiero. Y el caso es que Raúl pasa mucho de mí y a veces no contesta en tres días o me da malas contestaciones, pero es que le veo y me derrito... Creo que me estoy enamorando.

(En cualquier banco de un parque, entre dos amigas cualquiera.) 

(Aprovechémonos ahora de una historia de crecimiento cualquiera, que a muchos sonará familiar...) A nadie sorprenderá encontrarse en este blog una defensa del sexo sin amor. 

 Si una o dos generaciones atrás fue menos frecuente (y no lo sé, quizá simplemente fue más difícil y por tanto mejor ocultado, pero si los "dos caballos" hablaran, ¡qué historias no contarían!) hoy lo raro sería encontrar quien se espante ante las nociones de un polvo de una noche y si te he visto no me acuerdo, los amigos con derecho a roce, o adolescentes que se enrollan en la panda de amigos y con un miedo a la responsablidad que no le tienen a las ETS lo definen con un: "¡pero no somos nada, ehhhh!". 

 A menudo, sobre todo con la inexperiencia, podemos confundir o ver en nuestros amigos la confusión de que el deseo se interprete como "amor". Quién no le ha dicho a un buen amigo, cegado de más: "lo mejor que puede pasar es que echéis un polvo, a ver si se te pasa". 

En la adolescencia, falto de experiencia, ante el objeto de deseo las hormonas nos golpean, la adrenalina se dispara, y se ve uno tan fuera de sí que se cree arrollado por una pasión incomprensible, nunca antes vista por persona viva o muerta, que ni Rilke supo entender y a la que Bécquer no llega a hacer justicia con su "Rayo de Luna". 

 Luego a uno le enseña el tiempo a separar aquellas personas con las que tiene experiencias de las que uno sale pensando "espero que no le parezca mal si me voy a dormir a mi casa, voy a dejarlo caer con tacto" de las personas con las que piensa "¿le gustará la idea de irnos juntos a Cádiz este verano o se va a espantar? Voy a dejarlo caer con tacto"... 
Y de forma natural, según lo que vive, lo que lee, lo que el cine dice y lo que le rodea, llega a la sana conclusión de que existe el sexo sin amor y que si uno lo practica con respeto, es una maravilla para ambas partes (¡o para la multitud de las partes, según el gusto y la oportunidad!). 

La idea cala, y el adulto funcional medio disfruta según su inclinación del sexo que le va, sin necesidad de teñirlo de otra cosa cuando no lo sea. ¡Sorpresa! Es la primera frase referida a nuestro pobre Juan la que a mí ahora mismo me revuelve. 

Y las tengo peores, seguro, lector, que has oído alguna parecida: 

 - ¿Esa? Esa es la madre de mi hijo. (¿Hace falta que os diga el tono?). 

 - Creí que nos queríamos mucho, pero luego se enfrió la relación. Ahora busco a mi amor verdadero. 

 - Nos queremos mucho, pero en la cama no nos entendemos. Me da pena por los niños, pero creo que lo vamos a dejar. 

 - Aquella noche me tomé seis copas, acabamos en la cama, y creo que me va a costar el divorcio. Como se le puede hacer esto a alguien a quien quieres tanto... Es lo peor que he hecho en mi vida. 

  ¿Vosotros le veis a todo esto algún problema? 

  Dejemos una cosa clara antes de seguir: en el cuarto muro no se hace apología de ningún tipo de vida. Si la cosa te funciona, como dice la obra de teatro, a por ello. Si tu relación es como el Diario de Noah, lo que más os gusta es escucharos mutuamente al final del día, os perseguís por la casa locos de deseo desde que os conocisteis hace 7 años y no sentís el más mínimo deseo de otra piel, ni confeso ni oculto, ¡gózalo! no te diré que las uvas no están maduras; sólo puedo felicitarte y reconocer que has encontrado una aguja en un pajar y conseguido eludir los mil meandros que acechan para convertir el normal fluir de una relación de pareja en aguas estancadas... Sin embargo a lo mejor resuena en tí esa otra parte. 

El pensamiento íntimo de que cabe el Amor sin Sexo. O con poco sexo, o con otro sexo, o con sexo con otros, o con un sexo que nadie más que los implicados llamaría sexo porque les queda ajeno y no somos nadie sin nuestras etiquetas.  De que no amas menos si deseas diferente. No pasa nada si lo que te pone es mirar a tu pareja mientras se peina y no que te empotre contra el cabecero. No hay que pedir perdón si tras veinte años de convivencia feliz con una mujer te das cuenta de que deseas a algunos hombres...

En fin, de que nos hemos obligado entre todos, o unos a otros (es lo mismo en realidad) a un estándar casi imposible en que tu pareja ha de ser al mismo tiempo la persona que te haga sentir en casa y te sorprenda a cada paso, quien comparta tus aficiones pero te descubra nuevas inquietudes, quien te desee rabiosamente y respete con celo tus días grises, alguien de quien lo sabes todo pero que tiene ese toque misterioso que causa tu locura... 

Esa persona que entiende que quieras salir con tus amigos pero se pasa la tarde del sábado viéndote jugar al fifa, que se arregla todos los días como si fuera de fiesta pero está preciosa cualquier lunes muerta de sueño y con la cara lavada, que se las arregla por sí misma para todo pero rebosa ternura y comprensión cuando no estáis de acuerdo en algo. 

A mí, personalmente, este mito romántico me parece una suerte de quimera mitológica, no sólo irreal sino irrealizable, y la verdad no sé si me da más terror o pereza plantearme que exista realmente alguien así, pero desde luego no me gustaría pasar mi vida a su lado y soy de los que ven belleza a la vida también en su finitud, sus imperfecciones y las elecciones a las que nos obliga... Y apostaría a que no soy el único. 

Tiramos piedras contra nuestro propio tejado pidiéndole demasiado al amor, de una vez, todo mezclado, con fuerza arrolladora para hoy y siempre, para negarle su existencia cuando el amor se nos presenta, como todo en esta vida, en mil formas más complejas cuanto más de cerca se mira, resistiendose a nuestras categorías y la dictadura de nuestras expectativas. 

Conocemos el amor a los hermanos y a los nietos. El amor a los amigos, al trabajo bien hecho, a tus mascotas, la naturaleza, a los libros e incluso a la melancolía. Conocemos el amor a un momento pasado o a una persona que ya no está... el de los abuelos, el de un ideal o una canción. Conocemos en muchas pasiones que duran una vida y otras que quedan en forma de sonrisa en el recuerdo...

Me produce por eso una perplejidad tremenda que no sepamos conocer en el ámbito de la pareja el amor separado del sexo, o de alguna forma limitado en el tiempo y el espacio. Es ya malo de por sí confundir las categorías, lo que "es" con lo que quisiéramos que sea, por lo que nos limita en entender el mundo.

Pero es que no es en este caso una cuestión académica, si no que sirve para que nos dediquemos a autoinflingirnos tremendos sufrimientos. 

Donde uno dice en un cierto contexto "Ella es la madre de mi hijo", todos deberían entender "Puede que ya no vivamos juntos pero es una de las personas más importantes de mi vida, y con quien comparto la profunda responsabilidad de ser padre. ¡Nada menos!".

Donde dice: "ahora busco el amor verdadero", debería decir "tuve la fortuna de compartir una historia con esa persona que tuvo un final, como casi todo.. Y sólo puedo desear tener de nuevo la misma suerte". 

Donde dice: "me da pena por los niños pero lo vamos a dejar", debería decir "los niños están felices, nosotros también, y la verdad... no es perfecto, pero es fantástico!". 

Donde dice: "es lo peor que he hecho en mi vida", podría y debería decir "eso sí, el polvo estuvo genial pero cuando llegué a casa y se lo pude contar a mi mujer estuvo mejor todavía... aunque el sábado que viene me tocan a mi los niños porque va a salir ella... XD". 

Donde la inercia nos lleva a pensar que si el sexo difiere, cambia, disminuye o es compartido con terceros, no hay amor, la pregunta que quizá conviene hacernos es, ¿qué hay de malo en ver el sexo y el amor como realidades relacionadas pero no dependientes, de forma que juntos son fantásticos, pero también por separado pueden ser afirmación de libertad y de generosidad con otros y con nosotros mismos? 

Esta, ya se ve, es quizá la entrada más personal que he escrito; cualquier lector del blog sabe de mis experiencias swinger, de mis relatos, de mis encuentros y de mis.. amistades...

Así que ¿por qué no ir un paso más allá y confesarme del todo?

Me confieso un hombre blanco cis heteronormativo. (No "el" hombre blanco hetero, con el que discrepo en muchos temas). Esto me deja fuera de parte de la conversación de estos tiempos sobre el género fluido, las distintas formas de deseo, la lucha LGBTQI+ o las intimidades de la perspectiva de género, con quienes no obstante me encuentro en deuda porque muchas de sus luchas acabarán por ser las mías. 

Me confieso también "queer" (por raro) a mí manera. Amante del BDSM, mosca cojonera en general con las normas que no entiendo ni comparto, polisexual, con una voracidad un tanto insaciable por el formato trío y el sexo en grupo y mi ya muy traída y llevada aquí fantasía de la desconocida, y presa fácil del Efecto Coolidge (¡Premio! ¡otra entrada!). 

De Sabina me llegan muchas letras pero me retrata aquella muy descarnada frase de "y sin embargo un rato, cada día, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera". O aquella de "sabes mejor que yo que hasta los huesos solo calan los besos que no has dado, los labios del pecado"... 

Me confieso incapaz del amor de las películas que lo ocupa absolutamente todo. No sé si existe en otros, pero no existe en mí. Mi mente sólo deja de molestarme instalada en la multitarea, mis intereses son variopintos y cambiantes, mi profesión ha sido algo que he puesto patas arriba cada X años y mi lista de lecturas sería difícil de explicar si se le busca algún tipo de hilo conductor. 
Y esto, en conjunción con lo anterior, obviamente me ha deparado dolores de cabeza y disgustos, y conversaciones, y dudas, y luchas internas. 

Me confieso capaz y fiel a otro amor que nace del cuidado y la responsabilidad. De aceptar lo que soy para otros y no fallar en lo que prometo. De acompañar a mi pareja, a mi familia, a mis amigos y colegas en sus inquietudes y anhelos en lo que esté en mi mano, sin decirles a dónde les deben llevar, y dejando que cometan sus propios "errores", (que pueden no ser tales para ellos) y sabiendo que nadie aprende en piel ajena.

Me confieso entregado por completo a la tarea de acompañar a mis hijas a lo largo de toda su vida, en todo, como la mayor responsabilidad que puedo concebir y mientras me quieran a su lado. 

Me confieso por último devoto de la fé en que al amor no se le dice la forma que debe tomar, si no que se debe escuchar y ver y aprender de lo que la vida te va trayendo, sin intentar meterlo en una caja concreta que no sea la de aquello que te funciona a tí y a la gente que te rodea y a la que quieres. 
De que no se limita necesariamente a una persona, un momento de la vida ni a tomar una forma predeterminada, y que si tienes los ojos abiertos, puedes verlo en todas partes, pequeño y grande, esperando a que lo aceptes sin compararlo con otro Amor abusón e intimidante que todo lo puede de boquilla y luego nunca echa un cable cuando se le echa en falta.

.................................

 Me ha quedado la entrada grande, o pequeña, según se mire, porque llego a la conclusión de que decir que existe el amor sin sexo, es como decir que lo hay sin mermelada. 

Trasciende al sexo en tantas formas (dicho por alguien tan sumamente sexual.. pero es que el sexo tampoco es sexo si no poder y juego, como ya sabemos), que no pertenecen a la misma categoría. 

Si tienes claras tus definiciones, y coinciden con las mías, la afirmación se parece a la de quien nos dice que no todas las frutas son manzanas... Podemos atisbar por qué lo dice, pero en cuanto lo analizamos un poco, nos damos cuenta de que es algo que sabíamos ya desde el principio.

COROLARIO.

El sexo no tiene al amor como condición necesaria, ni al revés. 

Si algo funciona para los implicados, aquí y ahora, no te compliques y disfrútalo. Nada es como "debe ser", esas categorías sólo traen frustración; ya es difícil conectar con alguien como para imponerte requisitos y complicar aún más algo de por sí ya complicado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estamos deseando saber lo que tienes que decir... ¡Deja tu graffiti en nuestro muro!