viernes, 25 de mayo de 2012

De la utilidad del cotilleo...

¡Shhh.. no seáis cotillas y no le digáis a nadie de dónde he fusilado esta imagen! ;)

Los habituales ya sabréis la pequeña fisura que tuvo recientemente el cuarto muro, y alguno estará sorprendido por mis prolongados silencios. Más que a otra cosa, se deben a un momento profesional muy particular, que me tiene enfrascado en un nuevo proyecto y ocupa mi mente día y noche... Pero hoy es viernes y, por fin, toca darme a mí mismo la tarde libre, lo que significa también que hoy toca entrada! :)

A raíz de los últimos acontecimientos, voy a hacerme yo también a mí mismo de abogado del diablo y a defender el verdadero deporte nacional... 

El cotilleo es un Universal. Un Universal con mayúsculas: para los antropólogos, un fenómeno intrínsecamente humano que se da en todo tiempo y en toda cultura. Aunque el consenso sobre cuáles son o no los universales en la raza humana no es todo lo amplio que uno desearía, todos los que los estudias coinciden en que son más escasos de lo que parece a simple vista. O lo que es lo mismo, la mayoría de las cosas que comúnmente consideramos "intrínsecamente humanas" son constructos culturales particulares, más o menos extendidos, pero no ineludibles.

Algunos de los Universales más aceptados serían el lenguaje, la existencia de un núcleo familiar ordenado por razón de la descendencia (aunque en este cajón de sastre las variaciones son casi infinitas), algún tipo de comportamiento ritual relacionado con la muerte, y.. el cotilleo! XD

Entiéndase aquí lo poco purista que estoy siendo y el guiño jocoso, pero hablo en serio. Me refiero al cotilleo como herramienta de control social, como un mecanismo de seguridad mediante el cual los miembros de un grupo se conocen entre sí, se controlan entre sí, y se protegen entre sí.

De los muchos libros escritos al respecto, no he encontrado ninguno centrado de manera más específica en el cotilleo en relación con Internet y las redes sociales. Menos aún en nuestra... situación particular. Lo que si hay son muchos que explican cuál fue la utilidad de estos mecanismos durante nuestro desarrollo como especie y hasta hace un instante en términos antropológicos, y por qué hoy el juego ha cambiado tanto y debemos redefinir nuestros conceptos de privacidad, comunidad, discreción e imagen en sociedad.

Hemos vivido siempre en comunidades pequeñas. Desde el cazador-recolector a la muy reciente aparición de las ciudades, la mayoría de las personas pasaban su vida al completo en un mismo entorno geográfico y social, e interactuando con un número muy limitado de individuos. 

Desde el punto de vista de la psicología evolucionista (de la que no soy tampoco un gran fan... tiene poder explicativo para contar historias y proporcionar ideas estimulantes, pero ningún poder predictivo como correspondería a una verdadera ciencia, aunque esa, es otra historia) en un grupo tan cerrado hablar del resto de los miembros y sus acciones y características personales cobra un gran sentido. En ausencia de leyes codificadas, en un mundo de códigos éticos dictados por la costumbre, el buen o mal comportamiento se controla principalmente con la presión social, el grado de aceptación por parte del grupo, el premio del prestigio con las ventajas que conlleva, o el castigo incluso del extrañamiento y el destierro. Hablar de los demás produciría un placer explicable porque es una función útil al grupo social en su conjunto, y contando lo que sabemos contribuimos a la seguridad y cohesión del grupo en general. Compartir "secretos" es un poderoso motor en la forja de relaciones, pero es que cuando se trata de la gente que nos rodeará el resto de nuestras vidas, conocer los "secretos" puede tener una importancia vital.

Paulatinamente llegaron las ciudades, la despersonalización, la industria, los coches en las calles, las redes sociales y los smartphones. En este proceso, muchos lamentan que se ha perdido el contacto con los vecinos, la vida de barrio, la comunidad, y que no sabemos nada de quien vive a nuestro lado, pared con pared. En general, tienen razón.

Habiendo desaparecido su utilidad, por desgracia no ha desaparecido el placer que cotillear ocasiona. en lugar de saber si un posible pretendiente de mi hermana, por ejemplo, es trabajador o se levanta todos los días al atardecer de resaca, ahora lo que sabemos son las idas y venidas de Belén Esteban, con quien, por fortuna, nunca tendré que mantener una interacción social real. El corrillo de la puerta de casa se ha convertido en el "¡Hola!", y la referencia común para comentar lo que ha hecho aquella o como ha engordado aquel son ahora los famosos, puesto que no tenemos vecinos comunes, referencias comunes sobre las que "trabajar". El cotilleo permanece, su utilidad no. Si conseguimos interiorizar y extender esta idea no lo haremos desaparecer, pero quizá podamos reconducirlo, minimizar los daños producidos, o darle incluso una nueva forma y función a esa necesidad casi biológica.

En otro post, en otro momento, entraremos más a fondo a hablar del nuevo concepto de privacidad y vida pública. De como los nacidos en los noventa tienen ya una visión radicalmente distinta de lo que debe y no debe ser contado a los cuatro vientos, que horripila a los que nacieron en los sesenta, extraña a los que nacieron en los setenta, y nos trae de cabeza para adaptarnos a los que nacimos en los ochenta. No es más que la evolución del grupo, y en cierto modo su resurrección a traves de Facebook tras largos años de languidez... Así, no nos debe de extrañar el entusiasmo con el que como sociedad recibimos a este viejo conocido...

Sea bienvenido, y espero que bien usado.





10 comentarios:

  1. Siempre es bueno saber el origen de las cosas. No creo que me cure de ese mal, pero al menos trataré de evitarlo de la misma forma que intento no gritar (sin demasiado éxito) cada vez que veo una araña (mismo origen, misma utilidad que el cotilleo).
    Confío en que, poco a poco, la evolución nos lime esas reminiscencias del pasado :)

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  2. Mi único intento con estas reflexiones, para mi mismo, es que si sé por que siento ciertos impulsos, tendré más posibilidades de moldearlos a mi, y no de que me den forma ellos... Nada más... Y también de perderles el miedo como le ocurre a todo lo explicado, y de seguir viviendo mi vida, y en este caso.. mis visitas? ;)

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  3. Para mi son dos mundos y nos encanta. Por un lado el mundo publico, con todo lo que conlleva, por otro, el privado, el mundo liberal.

    Es diver, es como salir de noche y en vez de ponerte el traje de spiderman ponerte una mascara para vivir otra vida.

    La privacidad en este mundo es para nosotros basica, al igual que lo es para Parker, Wayne, o Kent.

    El cotilleo es, junto a la envidia, el deporte de este pais. Motivo por el cual me encantan las mascaras.

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    1. Y sin embargo defiendo que es más deseable un mundo en el que las máscaras sean elementos opcionales por y para el juego y no corazas imprescindibles, eso es todo...

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  4. Me encanta el giro que ha dado el blog!!!! Abajo el vicio y viva el psicologicismo evolucionista!!!
    Dios sabe como enderezar sus renglones torcidos, eh?? Vamos chicas y chicos que se note que sabemos hacer algo mas que intercambiar fluidos corporales, charlas de alto nivel filosofico ya!!!

    Tu admirador

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  5. Pronto volverá el intercambio de fluidos, que nadie desespere! La pluma de Eva está a la vuelta de la esquina, y no pierdo la esperanza de tener la pluma de Greg algún día cercano!

    Igualmente gracias, y a la charla! :)

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  6. A mi me gusta la idea de la máscara. Es verdad que debería ser algo opcional y no impuesto por esta doble moral. Pero aunque viviera en un mundo completamente libre, seguiría llevándola. No es que me avergüence de lo que hago, simplemente prefiero compartirlo con la persona que quiero y siempre y cuando tenga los pantalones bajados :P

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  7. La idea de la máscara me fascina, llevar a una chica a la cama sin vernos del todo la cara, simplemente los ojos, ver sus ojos de deseo mientras bombeo su boca... y ahí detengo mi mente caliente jejej.

    El cotilleo lo he sufrido en positivo y en negativo, me explico, voy a centrarme en mi época universitaria (hasta hace ná y menos xDD), sobre mí se creo una fama de que era un cabrón con las chicas porque las conquistaba, tenía sexo con ellas y poco más... eso repercutió en celos de algunos y el recelo de algunas ante mi forma de ser un tanto cariñosa (un buen arma para conquistar ;D), pero ese mismo cotilleo a veces iba acompañado de mi buena praxis con las féminas y más que cazar yo se dejaban cazar o me cazaban a mí xDD. El cotilleo no es ni bueno ni malo, es como un medicamento, dependiendo del fin con el que lo uses puede ser malo o bueno :)

    Saludos a tod@s, taluego!!

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    1. Totalmente de acuerdo, Energy.. creo que desde que me dio por estas aficiones mi mejor carta de presentación entre las damas cuando se dan al boca a boca ha sido "no veas que cara de cabrón se le pone".. XD

      Y yo que estoy hecho un cacho de pan.. XD

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    2. Muy buena la reflexión y tu ejemplo. Nunca lo había visto así, pero llevas razón en que no deja de ser una herramienta a la que se le puede sacar partido.

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