viernes, 22 de junio de 2012

Contrastes I/II . Ambarillo

Tan sólo con un dedo...


Estaba hoy revisando los borradores, todos los asuntos pendientes del Cuarto Muro (en mayúsculas, con un par!) y me ha llamado la atención que dos de las próximas entradas son casi diametralmente opuestas...

Como ya sabéis, algunas veces hemos puesto algún grafitti en el muro que dejan los sospechosos habituales. En esta ocasión tengo en la cola de pendientes uno de nuestro habitual Ambarillo, severo y con verdaderas cargas de profundidad para lectores sensibles, y uno que me acaba de llegar de una nueva lectora de ojazos enormes y pequeños pies de Hobbit, que es dulce, pausado, y casi se sonroja en las menciones anatómicas...

He decidido que puesto que la vida se alimenta de contrastes y contradicciones, nuestro bien conocido Ambarillo y nuestra nueva amiga Mia ilustrarán lo distinto que puede ser a sí mismo el Cuarto Muro, y aquí tenéis sus aportaciones...

No es obligatorio "elegir"; de hecho casi diría que no es recomendable! :)

"Contrastes" : Toma I. Ambarillo.

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CON UN SOLO DEDO.


Yo no había desayunado todavía, pensaba hacerlo cuando llegara pero al entrar la hallé en su rincón.
Estaba desnuda, su frente tocaba el suelo y su cabeza estaba encajaba en el vértice del que se alejaban paredes. 
No era una postura lo que ella adoptaba con sus rodillas hincadas en el suelo y sosteniendo el tronco de su cuerpecito sobre sus codos. No era una postura, era una actitud. Y con todo era una composición como para una foto con la que se pretendiera retratar más allá del plano físico, si acaso tal vez tomar una imagen de la metafísica de la entrega.


Cuando ella se desnuda no es un acto sexual, es...cómo podría explicarlo si yo no estoy en su cabeza, no estoy dentro de su piel para saber exactamente lo que sus sentidos transpiran y aún a pesar de no poder saberlo consigue empaparme de ella misma.

Ella estaba desnuda en el rincón ofreciendo impúdicamente la parte más íntima de su anatomía y sin embargo no era una actitud obscena. Le cubría una capa de sumisión bajo la cual me invitaba a entrar para tomarla, hacerla mía.
Se que ella esperaba todo de mí, pero ¿qué era exactamente lo que esperaba? Yo no podía saberlo con precisión y sí. Sí sabía que ella esperaba de mi cualquier cosa, porque ella estaba segura y sobre todo confiada de mí. Ella sabía que yo respondería ante su actitud, porque no era una postura la que ella mantenía con su cabeza encajada en aquel rincón y su grupa monumental alzada en primer término como ofrenda a la persona que mejor entiende su yo más íntimo. Ella sabía que cualquiera que fuera mi respuesta la aceptaría sin reparos, la acataría sin objeciones, no siempre es fácil para ella pero tiene la certeza y la confianza de que aunque a veces llego a su límite me detengo en el filo mismo de su abismo insalvable. A ella le turba, le desarma, le supera, le desborda y se deshace, se licua como el hielo sobre una superficie caliente todo lo que yo le doy. Y a mi, a mi me hace sentir el poder que ella me otorga y me reconoce. Siento sobre mis hombros la responsabilidad de tenerla, siento el respeto que de ella he conquistado, el dominio sobre su voluntad y siento un inconmensurable goce con todo.
Hace ya mucho tiempo que el impulso más animal y primigenio al ver una hembra ofreciendo su sexo para mi placer carnal más inmediato lo superé. La urgencia por la coyunda debida a la escasez de oportunidades hace ya mucho que quedó atrás. Ante esta escena mi mirada es una mirada de fondo, va al conjunto y degusta los matices, a los olores, a las formas, a la atmósfera que se crea y nos envuelve a los dos, cada uno en su posición, en su rol. 
Entrar y verla en su rincón me produce una conmoción, la realidad se transmuta, se desarrolla en otro plano. 
-¿Qué piensas cuando me ves así?- Me pregunta ella después. Y yo casi no tengo palabras para responderle. Yo no pienso. Algo me arrastra, me dejo llevar por una fuerza, por un impulso.
Yo aún no había desayunado cuando entré y la vi. Y no pude más que acercarme a ella y sentirla primero con mi mirada, después me incliné sobre su cuerpo postrado y desnudo y la dibujé con mis manos, sentí sus sentimientos y le transmití los míos con el lenguaje del tacto. Tomé distancia como si saliera a la superficie desde el fondo del mar a respirar. 
La contemplé detenidamente, yo nunca precipito nada cuando una hembra se me ofrece. No tengo prisas, sé que está ahí para mi, por tanto la disfruto, la saboreo despacio.


Su coño se inflama con facilidad cuando se excita, se le ve protuberante y si lo tocas te llenas la mano con él.
Volví a reclinarme sobre ella, volví a acariciarla a sentirla en mis manos, tomé sus pechos y los amasé. Sus pechos, cómo me gusta tenerlos.
Tracé una línea imaginaria con el índice de mi mano derecha a lo largo de su columna y cuando llegué al final mi mano envolvió su coño, lo apretó, lo frotó. 
Es entonces cuando apenas ella se movió por primera vez, abandonó su inmovilidad y se balanceó casi imperceptiblemente para alcanzar a sentir mejor el movimiento de mi mano en su coño.
Yo no había decidido aún qué iba a hacer con ella, yo nunca pienso a priori que voy a hacer con una mujer porque cada momento pasa y no se puede reproducir y si lo intentas no sale como lo habías imaginado porque ese momento ya pasó en tu fantasía y no puede volver y porque cuando montas un historia en tu mente siempre falta la parte que aporta ella y que nunca sabes cual será, así que yo nunca decido a priori que hago voy a hacer con una hembra cuando se me arrodilla delante.

Sólo bastó un dedo, tan poco. 

Su espalda concava ofrecía más aun su coño a mis caricias. Leí su deseo y sentí yo mismo el deseo de complacerla, al menos en una parte. Qué le vamos a hacer si soy un Amo un poco cabrón.
Todo su cuerpo estaba caliente, toda ella anhelaba ya sentir mi polla llenándola más que respirar. Ella quería explotar de placer, ella quería saciar su hambre, y yo, yo recorrí el contorno de su coño con mi dedo índice, ella rabiaba por sentir más, por sentir la dureza de mi virilidad. Con mi dedo y mi parsimonia abrí cuidadosamente sus labios, con una suavidad exasperante acaricié la entrada, sólo la entrada, solo un dedo, no más. Evitando su clítoris o rozándolo descuidadamente en contra todo su deseo. Qué poco le estaba dando para todo lo que ella deseaba, necesitaba. Qué poco, y cuan bien me lo pasaba yo. 

Jugando, jugando entre tanta suavidad carnal mi dedo se topó con la dureza de su hueso púbico y saltó una chispa, ella se encendió más. ¿Aun podía encenderse más? Supongo que fue la ilusión suya de que al menos mi dedo penetrara en su coño, ansioso de atraparlo entre sus paredes como una planta carnívora se cierra sobre el insecto incauto que liba en ella. Aunque sólo fuera mi dedo pero su cuerpo, su coño me decían que necesitaba que la follara. Y yo no tenía intención de hacerlo.
Me detuve a acariciar donde los labios del coño se abren y se siente la rigidez del hueso del pubis, me detuve bajo de su monte. O mejor que detenerme, me entretuve, lo acaricié. Su calor casi podría haberme quemado la mano y de haber hablado ella no soy capaz de imaginar lo que hubiera proferido esa linda boquita, pero permanecía en muda, obedientemente callada, sumisamente silenciosa. Un silencio que solo quebró cuando con mi dedo, con un solo dedo empecé a martillear en la entrada de su coño en la protuberancia de su hueso de Venus. Sólo un dedo hizo falta, un dedo y unos minutos, un dedo que martilleaba incesantemente, un dedo con tempo constante, repitiendo el mismo golpeteo en un único sitio, insistente, impertérrito, imperturbable. Ella gritó, se retorció, jadeó, gimió, se desató y proclamó de viva voz y sin sonrojos su condición de perra, de sumisa, pregonó mientras mi dedo le marcaba el ritmo de su excitación lo guarra y caliente que se sentía. Y mientras se retorcía de gusto y me mojaba la mano no paraba de bambolear sus caderas por el simple martilleo de un solo dedo en la entrada de su coño como el de un pájaro carpintero en el tronco de un árbol. Le gritó a la pared que tenía delante lo puta y lo reputa que era, lo repetía una y otra vez. Yo guardaba silencio. Yo disfrutaba del espectáculo que ella me proporcionaba. Yo sólo repiqueteaba con mi dedo índice siempre en el mismo sitio y siempre con el mismo ritmo y siempre con la misma intensidad. Ella explotó, ella se quebró en el aire, ella alcanzó la máxima cota del placer y se desplomó rendida en su rincón, desmadejada, inerme. 

La abracé. En mi torso desnudo percibí la tibieza de su espalda, la ayudé a levantarse del suelo, apenas le quedaban fuerzas para sostenerse sobre sus piernas y la senté. Abrí un cajón y saqué de él el collar rojo de cuero, se lo ceñí al cuello y ese fue el comienzo de la perversa y lujuriosa jornada.

12 comentarios:

  1. ¡Madre mía..!!! Increíble el placer que se puede dar y recibir con un solo dedo...!!

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    1. No te haces una idea porque no sólo le di placer a ella para mi el placer fue enorme.
      Un abrazo.

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  2. Bufff increíble. cómo desearía tener a una chica así de dispuesta por y para mí, que en definitiva sería un por y para los dos... este suceso despierta en mí algo más que cara de morboso. Ambarillo, 4th, algún día deberíais contarme vuestro secreto para conseguir ese control y determinación en una chica ;)

    Imagino la situación y me excita, también he de confesar que yo no tengo ese control para no lanzarme sobre la chica si la encuentro así, me lanzaría sobre ella :)

    Un saludo Ambarillo, taluego!!

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    1. No hay secretos Energy, lo único que tienes que hacer es saber muy bien lo que quieres, no tener prisas por conseguirlo, tener claro que delante de ti tienes a una persona que deposita en ti su confianza y por tanto tienes la responsabilidad de no defraudarla de ninguna manera y por encima de todo tener aplomo y no demostrar ansias por metersela, al revés, juega con ella como un depredador con su presa, sabes que no se te va a escapar así que no hay prisas por morderla, juega con ella, diviertete y siente tu placer a través del que siente ella entregandose, humillandose, sometiendose porque lo hace por y para ti, como te digo no la defraudes. No tengas un guión preparado porque cada zorrita reacciona distinto, es más aún siendo la misma no te va a responder de la misma manera en cada ocasión así que aprende a escucharla y leer en ella lo que está dispuesta a ofrecerte y no le pidas mucho más de eso, es muy posible que si se siente a gusto contigo sea ella misma la que voluntariamente te de más de lo que esperabas tú y de lo que ella misma estaba dispuesta a ofrecerte a priori.
      Como te digo no hay ningún secreto, pero siempre puedes pedirle su opinión al respecto a las magníficas chicas de este blog.
      Un saludo.

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  3. Asi se escribe, Ambarillo, q gusto! Sobre tu forma de actuar sobra cualquier comentario, las reacciones d las damas las juzgan.

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    1. Qué te puedo decir nurr2009, que muchas gracias y que como tu dices sobran más palabras por mi parte, mejor nos remitimos a las valoraciones que de mi relato haceis.
      Un abrazo.

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  4. Asi se escribe, Ambarillo, q gusto! Sobre tu forma de actuar sobra cualquier comentario, las reacciones d las damas las juzgan.

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  5. ¡¡Muy chulo tu relato, Ambarillo!! A mi también me gustaría saber cómo lo hacéis para tener ese control.
    Me está picando la curiosidad...creo que voy a buscar un buen sumiso con el que descubrir qué se siente cuando se está en vuestra lugar.
    Sólo hay una cosa que echo de menos en el relato ¡¡¡una foto de Ambarillo!!! Quizás nos serviría como ejemplo en nuestra discusión sobre belleza y género :P

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    1. Eva, siempre me dejas fuera de juego. Cuando leo tu comentario me empiezo hacer ilusiones, que si te gustaría saber como lo hago para controlar, que si te pica la curiosidad...y uno se empieza a frotar las manos pensando que quieres probar a sentir mi control sobre ti y vas y te descuelgas con que te vas a buscar un sumiso. Mal andamos si las sumisas de este blog empiezan a querer jugar el otro rol. ¿Acaso los Dominantes nos vamos a tener que cambiar también para no quedarnos fuera de juego? conmigo no conteis en ese caso...o sí porque alguna vez hemos empezado de esa forma y luego las cosas van a su sitio y es hasta divertido.
      Sobre las fotos le envié tres para ilustrar el relato pero se ve que no le llegaron bien. Ninguna era mía pero no tengo inconveniente en que nuestro amigo publique aquí si lo ve oportuno algunas de mis fotos para saciar esa curiosidad tuya o si quieres en mi perfil (sólo tienes que pinchar sobre mi nick) está publicado mi correo, si me escribes te las envío con gusto.
      Respecto a la discusión sobre la belleza en la primera parte de ella ya hice mi aportación algo extensa, sobre el tema. Se me quedó por comentar que el aliciente del cuerpo masculino sobre el femenino a la hora de representarlo radica según muchos estudiosos del arte en que el cuerpo del primero está más lleno de claroscuros, sombras y contrastes precisamente por la fuerza que este transmite. En cambio el cuerpo femenino en multitud de ocasiones se ha representado vestido porque es a través de los pliegues y caidas de los ropajes que los artistas han podido lucir su virtuosismo con el maritillo y el escoplo o con los pinceles, al ser el cuerpo de la mujer más suave, redondeado y con menos formas angulosas. Vease la Victoria de samotracia por ejemplo o la imagen de Palas Atenea y hasta la propia venus de Milo que el artista representó con el torso desnudo pero se explayó en los detalles de su ropaje que cae desde la cintura.
      Pero lo dicho si quieres no obstante tener material más actual para comparar y poder llegar a una conclusión me pongo a tu disposición para que puedas valorarlo ;-)
      Un beso preciosa.

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  6. Magnífica vivencia q hace me hace recordar momentos muy parecidos. Uff, lo q puede dar d sí un dedo, pero con q ganas hubiera cogido esa sumisa q la follaras.... Como admiro ese control tuyo.

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    1. Pecadora, ¿Y quién ha dicho que luego no la follé? lo que reflejo en el relato es el comienzo de una larga sesión. Yo soy hombre de tomarme mi tiempo, generalmente sin prisas usar y disfrutar de la sumisa que se me pone delante dandome su confianza ofreciendoseme por completo.
      Gracias Pecadora por tu admiración aunque no creo que la merezca tanto, no obstante siempre puedes comprobar por ti misma hasta dónde soy merecedor de ella ;-).
      Un beso hermosa.

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  7. Gracias a Wall por publicarla, lamento que las fotos no te llegaran bien porque había una especialmente que me gustaba, la del collar rojo, no se si llegaste a verlas al final, yo te las reenvié pero igual ya era tarde. En esas fotos estaba la protagonista de esta historia.
    Muchas gracias por todos vuestros comentarios sobre el relato de esta experiencia.
    Tengo muchas más que siempre que Wall me permita y yo tenga tiempo de plasmarlas por escrito iré compartiendo. Disfruto mucho escribiendolas porque me permite revivir los acontecimientos, es muy excitante porque casi se vuelven a saborear aquellas sensaciones que hubo en el momento que se producía esa historia. Confieso que a veces por culpa de la excitación tengo que parar de escribir y continuar cuando estoy ya más relajado. Es que a veces con según que pasajes se puede llegar a nublar el entendimiento.
    Espero que hayais disfrutado leyendolo o disfruteis como dice pecadora recordando a través de mi relato momentos parecidos que hayais vivido o fantaseado con él.
    Un abrazo a todo el mundo.

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